lunes, 10 de junio de 2013

Alecs Navío. La intimidad rota.





Publicado en La miranda Arte               VIERNES, 13 DE ENERO DE 2012                         
 DIARIO de IBIZA

Alecs Navío. La intimidad rota

 






Fotografías por N.d. R.

Nuria del Río Pinto

El primer contacto de Alecs Navío (Madrid, 1965) con la pintura empezó a la temprana edad de diez años, pero ha dividido su vida profesional entre las artes
visuales y el mundo de la comunicación. Ha realizado multitud de cursos artísticos,
aunque Navío señala el curso en el Círculo de Bellas Artes de Madrid impartido por
Carlos Franco, en 1995, como el detonante de una primera exposición colectiva en el
mismo Círculo y de la primera exposición individual en la Galería Tripas Corazón, en
diciembre de 1995. La relación de Navío con la escultura surge de la colaboración
con el escultor Jordi Díez.
Su contacto con la isla de Eivissa se remonta a finales de los 70, unas vacaciones
en familia, impactaron sobremanera al niño madrileño, de modo que fueron las
primeras de un constante regreso, en las que albergaba largas estancias o visitas
breves. En estos ires y venires hizo una primera exposición individual en la Galería
La Carroza en 1996. Desde el 2006 reside en Eivissa, donde se dedica exclusivamente a su carrera como artista.
Muestra una solidez que no sólo alcanza el material, sino que es sólida en el sentido
plástico e ideológico; y participan de esta solidez tanto su escultura como su pintura. Esta solidez conceptual y material que le lleva, a veces, a la simbiosis de ambas,
pero siempre hay volumetría en su pintura y la plasticidad es fundamental en
su escultura. El artista Carlos Franco comentó sobre Alecs Navío: «El plano lienzo
es una ilusión también. Así la escultura es como un lienzo con volumen. Sus
planos posibles cuadros. Saltando de plano a plano se pasa del lugar del que cuelgan
los nombres de pintura y escultura».
Maduración densa de factura tosca. Parece no terminar la obra, pero es que la intención es otra. Navío concentra, porque una vez conseguida la expresión de la idea para Navío no tiene sentido continuar disfrazando la obra a través de pulidos o acabados. Es sólida también porque sus historias las cuenta sobre una superficie compacta, las formas sinuosas de la materia orgánica se convierten en el bastidor inusual e inquietante que expresa la comunicación de dos realidades.
El plano de la pintura, la dimensión de la escultura. Sólida porque crea sus
volúmenes a partir de una superposición de materiales y colores, en un revival del
oficio gremial, donde el artista creaba la obra desde cero.
Luego llega el desconcierto, huye de lo cómodo, los volúmenes no son la excusa
e interviene en ellos huyendo de lo que se presupone, busca el desacuerdo, para hacer activamente, hasta el punto que sus cuadros se salen para meterse en otros. Le
inspira la física cuántica, por cuanto la trascendencia de los pequeños gestos le da la
conciencia de la esencia.
Es de una larga evolución, de un madurar denso, más de quince años representado
lo que por simplificar diremos ‘la intimidad’: espacios interiores, bodegones,
retratos, autorretratos, paisajes personales… Una, la suya, cotidianidad donde el
comer, el amar, el aseo, el crear, el nacer, el viajar, se subrayan como actos naturales
y artísticos. Podemos ver sus mesas copiosas, inundadas de materia y texturas, de
jugosas frutas y olorosos vinos, captadas en el momento sublime, aquel momento
que sirve de idea de aquel encuentro; encontramos al pintor rodeado de su
obras acabadas, a medio hacer, el taller del pintor lleno de bocetos, de proyectos; sus
viajes y sus imágenes y recuerdos; su hogar, sus mascotas…
Parte de lo anecdótico, un hecho fortuito, para convertirlo en lo relevante, la
esencia. Metonimia: una parte por el todo, un efecto por la causa. En el nacer representa el parto; en el amor, la cópula; en la creación, las dudas: sin ambages.
En sus inicios los espacios, las figuras, las formas sufrían ‘rotos’, como él mismo
los denomina. Modifica el significante para cuestionar el significado, por ello, las
figuras se reconocen, los muebles siguen siendo, los espacios se prolongan, las caras
se completan, pero el contorno, la línea sufre modificaciones, porque a través
de la desunión de color, del ritmo, de la textura, se crea una parte realista y otra que
invita a la reflexión de lo no visible. Ha trabajado con estos ‘rotos’ durante quince
años, ha habido recuadros irregulares, yuxtapuestos, contrapuestos, superpuestos
incluso círculos concéntricos que establecen esa dimensión reflexiva en la
imagen, un no ser.
La evolución en que se encuentra su creación le ha hecho extremar la parte realista
hasta el punto de ‘rellenar’ digitalmente esa parte e incluso conquistar el espacio
que corresponde al espectador mediante proyecciones. Una comunicación que se
extiende por el espacio, contagiando el espacio real con el espacio imaginado o
creado. Como vemos, sus investigaciones van ampliándose cada vez más. Sus proyectos no son flores efímeras de un día. El primer propósito de intervención en una valla  publicitaria nació hace casi veinte años, en el polideportivo de Majadahonda.
En Eivissa nos sorprendió en el verano del 2011 con la valla ‘Bullit de Blau’.
Ahora desarrolla un proyecto internacional: ‘Arte del S. XXI. XXI’, cuyas bases
se encuentran en el Facebook de la galería Bullit de blau.

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